EL CSIC PATENTA UN MéTODO PARA PRODUCIR SEROTONINA, LA "HORMONA DE LA FELICIDAD", A PARTIR DE LEVADURA DE VINO

Muchos siempre han relacionado el vino con la alegría. Pero este lunes el Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha publicado una nota de prensa para informar de que han patentado una nueva forma de producir serotonina, conocida como la "hormona de la felicidad", a partir de una levadura de vino modificada genéticamente. Se trata de un trabajo desarrollado por el Grupo de Biología de Sistemas en Levaduras de Interés Biotecnológico del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), centro que pertenece al CSIC, y que ya ha sido patentado como una manera de producción más "sostenible y eficiente".

Actualmente para producir serotonina y sus precursores, como el triptófano o el hidroxitriptófano, se utiliza la síntesis química, que se realiza a partir de la extracción de las semillas de la planta africana Griffonia simplicifolia. Sin embargo, de acuerdo con el CSIC, este proceso es largo, costoso y poco sostenible, arroja bajas tasas de recuperación, y puede variar estacionalmente de un lote a otro.

En este punto entra la nueva tecnología patentada por el CSIC, que apuesta por la producción biotecnológica de estas moléculas de alto valor añadido a partir de fuentes como la glucosa y el amonio, presentes en muchos subproductos de la industria agroalimentaria, como el mosto de uva concentrado, el bagazo de naranja o diferentes tipos de melazas.

Concretamente, la materia prima de esta técnica sería la levadura de vino Saccharomyces cerevisiae, que se utiliza habitualmente en diferentes procesos fermentativos como el vino, la cerveza y el pan. Los investigadores del IATA ya llevaban tiempo estudiándola como fuente alternativa y sostenible para producir hidroxitirosol, un polifenol presente de forma natural en el aceite de oliva. Y a partir de ahí, pensaron que este microorganismo también podría utilizarse como cepa superproductora de otros compuestos, como la serotonina o la melatonina.

Desde el CSIC aseguran que esta investigación "abre un camino para desarrollar estrategias biotecnológicas similares en el futuro". Y señalan que la estructura de la serotonina "representa un valioso marco molecular con especial interés en la síntesis de numerosas moléculas de gran valor en diferentes sectores", como la melatonina, clave en la regulación del ciclo del sueño, o algunos compuestos químicos de interés por sus propiedades antivirales (eudistominas), o sedantes, antitumorales y antimicrobianos (beta-carbolinas).

La idea es, además, que esta nueva técnica sea más rentable. "Estamos trabajando para mejorar la viabilidad desde el punto de vista económico e industrial. Este proceso es más sostenible, pero estamos avanzando para que además sea más viable desde el punto de vista económico", explicó José Manuel Guillamón, investigador principal del trabajo.

El papel de la serotonina

Pocos neurotransmisores son más conocidos popularmente que la serotonina, apodada como la "hormona de la felicidad" por su asociación con la sensación de bienestar. Se trata de una pieza clave en el correcto funcionamiento del sistema nervioso, el sistema inmunitario y el eje intestino-microbiota-cerebro.

El Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos la define como una "sustancia que se encuentra por lo general en el tubo digestivo, el sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) y las plaquetas y que funciona como neurotransmisor (sustancia que usan los nervios para enviarse mensajes entre sí) y vasoconstrictor (sustancia que hace que los vasos sanguíneos se estrechen)". Y detallan que se cree que una concentración baja de serotonina es causa de depresión.

"En el ser humano, la serotonina se sintetiza mayoritariamente en el tracto gastrointestinal, en parte como consecuencia del metabolismo de la microbiota intestinal, y, de manera minoritaria, en el cerebro. Está ampliamente demostrado el papel de este neurotransmisor en la regulación de los estados de ánimo, la conducta social, alimentaria o sexual, así como en el sueño, la atención o la ansiedad. Además, su estructura química la convierte en un potente antioxidante", explican desde el CSIC.

Aplicaciones en el sector alimentario y cosmético

Por otra parte, dado el carácter del neurotransmisor, el grupo de investigación considera que esta tecnología podría tener un importante impacto en diferentes sectores industriales. Así, más allá de las aplicaciones en el sector farmacéutico o nutracéutico, también podría utilizarse como un aditivo alimentario para reforzar determinados alimentos, que ya destacan por la presencia de esta molécula en su composición, o en alimentación animal, donde se le han visto efectos muy positivos en la reducción del estrés y el aumento del bienestar. Por último, otra oportunidad podría aparecer en el sector cosmético, debido al carácter antioxidante y fotoprotector que confiere la estructura química de la molécula.

Asimismo, son muchos los alimentos y bebidas fermentados en las que se ha descrito la presencia natural de serotonina o melatonina. Es por ello que no se debe descartar la ingesta de alimentos como una forma válida para suplementar estas moléculas a nuestro organismo.

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