A MAYOR ESFUERZO MENTAL EN EL TRABAJO, MENOS PROBLEMAS DE MEMORIA AL ENVEJECER

Cuanto más haga trabajar a su cerebro durante su jornada laboral, menos probable es que tenga problemas de memoria en el futuro. Al menos eso es lo que se desprende de un estudio realizado en Noruega y publicado hace unos días en Neurology, la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, que ha seguido a 7.000 personas desde los 30 años hasta que se jubilaron en la sesentena, de 305 ocupaciones diferentes, para analizar la relación entre la estimulación cognitiva mientras se trabaja y el deterioro cognitivo a edades avanzadas.

En concreto, los investigadores dividieron a los participantes en el estudio en cuatro grupos en función del tipo de trabajo que realizaban y el grado de esfuerzo mental que requería el conjunto de habilidades exigidas en función de si se trataba de tareas manuales rutinarias, cognitivas rutinarias, analíticas no rutinarias e interpersonales no rutinarias. 

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Las tareas manuales, explican los autores del estudio, exigen velocidad, control sobre el equipo y, a menudo, implican movimientos repetitivos, como sería el caso del trabajo en una fábrica. Las tareas cognitivas rutinarias exigen precisión y exactitud en tareas repetitivas, y un buen ejemplo serían los trabajos de contabilidad y de archivo.

Las tareas analíticas no rutinarias son aquellas que implican analizar información, utilizar pensamiento creativo e interpretar información para otros. Y las tareas interpersonales no rutinarias se refieren a establecer y  mantener relaciones personales, motivar o entrenar a otros. Ejemplo de trabajos cognitivos no rutinarios serían tanto las relaciones públicas como la programación informática. 

No obstante, el trabajo más común entre el grupo de participantes con mayores demandas cognitivas era la docencia, mientras que en el grupo con menores demandas de esfuerzo mental los más numerosos eran cartero y conserje. 

Los resultados

Una vez cumplidos los 70 años, a los participantes en el estudio se les realizaron pruebas de memoria y razonamiento para evaluar si tenían algún tipo de deterioro. Entre quienes habían desempeñado tareas con menores exigencias mentales, al 42% se le diagnosticó deterioro cognitivo leve, frente al 27% en el grupo que había tenido trabajos de mayor exigencia cognitiva. 

Y tras ajustar otros factores como edad, sexo, educación, ingresos y estilo de vida, los investigadores estimaron que el grupo que menos había hecho esforzarse a su cerebro para su desempeño laboral tenía un 66% más riesgo de sufrir problemas de memoria o de demencia leve que los que habían desafiado más su mente durante la etapa laboral.

"Examinamos las demandas de varios trabajos y descubrimos que la estimulación cognitiva durante los 30, los 40, 50 y 60 años está relacionada con un menor riesgo de deterioro cognitivo leve a partir de los 70 años; es decir, que tener un trabajo que requiere un pensamiento complejo es una posible forma de mantener la memoria y el razonamiento en la vejez", dijo Trine Holt Edwin, autora del estudio, al presentar los resultados.

Y remarcó que tanto la formación como un trabajo desafiante para el cerebro a lo largo de la carrera profesional desempeñan un papel crucial en la reducción del riesgo de deterioro cognitivo en el futuro. No obstante, Edwin considera que hacen falta nuevas investigaciones para identificar qué tareas específicas cognitivamente desafiantes resultan más beneficiosas para mantener la memoria y el razonamiento.

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