CASO IMPRESS, AUMENTAN LAS BAJAS DE LOS ALINEADORES INVISIBLES: "MEJOR DETENER AHORA EL TRATAMIENTO Y EL PAGO, QUE PERDER MIS DIENTES EN UN CORTO PLAZO"

Con la repercusión de los reportajes que ha publicado elEconomista.es sobre el caso Impress, empresa que forma parte del negocio "low cost" de los alineadores dentales invisibles y que está siendo investigada por supuestos delitos de "intrusismo" y "negligencia médica", han aumentado las denuncias, testimonios y bajas por parte de personas afectadas por esta aparente clínica dental, las cuales han llegado al Ilustre Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de la I Región (COEM); a Beatriz, abogada y voz líder del movimiento de afectados por Impress; y a este periódico.

Una de las denuncias que llegó a este medio, tras revelarse el caso de Beatriz y de un extrabajador de Impress, fue la de Claudia. La joven de 24 años inició el tratamiento de alineador dental el pasado mes de marzo, sin embargo, al enterarse de las "irregularidades" de la clínica decidió desistir y darse de baja en los últimos días por "miedo a perder una pieza dental".

"Fui a la clínica un 15 de marzo y terminé contratando con financiación un tratamiento que se llamaba Plus, que tenía un valor de 3.500 euros. Al enterarme de algunas noticias sobre el caso, pregunté a Impress por el derecho de desistimiento para no continuar con el tratamiento, pero como había financiación de por medio, me dijeron que ya no se podía, además, de que era un tratamiento personalizado. Así que decidí continuar, pensando en que nada me iba a pasar", ha relatado la joven afectada a este periódico.

Sin embargo, al conocer la historia de Beatriz sobre la pérdida de uno de sus dientes, decidió frenar definitivamente el tratamiento. "Hace unos días me tenían que hacer un fresado como parte del paso número 5 del tratamiento, pero vi en las noticias la historia de Beatriz y me negué a seguir. He decidido dejarlo de lado porque prefiero priorizar mi salud antes que cualquier cosa. Mejor detener ahora el tratamiento y el pago, que perder mis dientes en un corto plazo. Estoy tratando de mandar el burofax para cancelar el contrato, ojalá haya éxito. Ahora, estoy pidiendo presupuestos para resolver el asunto de mis dientes", ha enfatizado Claudia.

Colmillo de Drácula: "Lo que no hay que hacer"

Otra de las denuncias que llegó a elEconomista.es corresponde a la de Diego que, tras 3 años de tratamiento con esta empresa dental y de haber pagado al contado la suma de 1.800 euros, ha decidido darse de baja por las afecciones que le han surgido. Según ha explicado, se sumó al eco de Beatriz y notificó al COEM su caso con el fin de cursar acciones legales contra Impress por "irregularidades" y "mala praxis".

"Aunque mi caso no es tan grave como el de Beatriz, arrastraré secuelas, de momento solo estéticas el resto de mi vida porque me dejaron 3 piezas afiladas en forma de colmillo de Drácula. Lo que en principio iba a ser una cuestión de 6 meses -mover pocas piezas, a mí ya me habían hecho ortodoncia de pequeño- se convirtió en una pequeña odisea con varias piezas destrozadas en un fresado interdental que yo no autoricé. Les advertí varias veces que, como mucho limado, pero en uno de los infinitos refinamientos (el día 5 de mayo del 2023) me tocó un dentista que no me había visto nunca. Me dejó varias piezas (incisivos inferiores y superiores) afiladas supuestamente para hacer espacio, pero con una evidente mala praxis", ha señalado el afectado..

"La boca me quedó destrozada. Ante mi queja, me derivaron a la 'jefa médica'. Ella me reconstruyó las piezas con composite, ya que yo no quise que me pusieran fundas. Ellos mismos reconocieron el desastre y recuerdo como aquel día la propia doctora convocó a todos los odontólogos que tenían en la clínica alrededor de mi boca para mostrarles lo 'que no se debía hacer en ningún caso'. Según me dijeron despidieron al dentista que me provocó eso, pero nunca lo pude confirmar", agregó Diego.

Según el afectado de 35 años, a los 6 meses de esta intervención se le cayó la reconstrucción de composite porque los retenedores finales "hacían una presión que no debían hacer", le confirmó, por otra parte, una ortodoncista independiente.

La "jefa médica" le volvió a intervenir y a las 24 horas se le volvió a caer la reconstrucción. "Por supuesto, se negaron a devolverme el dinero y a garantizarme una reconstrucción correcta de mi boca, más allá de acusarme de chupar lapiceros o comerme una manzana, cuando el daño en origen era evidentemente por sus dentistas de tercera categoría y falta de escrúpulos"

Desde entonces, según cuenta, no ha vuelto a la clínica porque "no merece la pena". "Acudo de manera regular a una ortodoncista colegiada normal que me ha vuelto a reconstruir las piezas con composite, y de momento van aguantando", ha explicado el paciente.

El artículo de la "excusa"

Según el testimonio de los afectados que recoge elEconomista.es, Impress ha decidido no hacer las devoluciones basándose en que según la Ley de los Consumidores "Los bienes fabricados a la medida no tienen cambio ni devolución".

Sobre este punto, Beatriz, en su calidad de abogada, ha indicado que existe un "incumplimiento de contrato" por parte de este tipo de empresas. "No respetan derecho de desistimiento aun estando en plazo, la empresa se acoge jurídicamente al apartado C del artículo 103 de la Ley de los Consumidores que dice que 'Los bienes fabricados a la medida no tienen cambio ni devolución. Este artículo no se aplica a nuestros casos ya que este negocio y sus aparatos no son un bien fabricado a medida. Un bien fabricado a medida es un vestido de novia, un mueble de la cocina. Esto es un tratamiento, un servicio de ortodoncia que se prolonga en años. Es imposible que un tratamiento que tiene que ser supervisado durante años se considere un bien, es un servicio de una persona cualificada, por lo tanto, el artículo no aplica", ha afirmado.

"Entonces se debería aplicar el punto A, hasta que no haya acabado el tratamiento, que puede durar años, uno puede desistir en cualquier momento y solo pagar la parte consumida. Es decir, si lo llevo tres semanas, tengo que pagar esas tres semanas, no los dos años. Es absurdo pensar que por una simple caja te puedan cobrar 3.000 o 4.000 euros y que no tiene cambio ni devolución. Como mucho te podrían cobrar los costes de producción del contenido de estas cajas, aunque no creo que valga más de 200 euros unos simples plásticos. Este artículo es su excusa, es la base en lo que está hecha toda esta mentira", ha detallado la víctima y abogada.

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