EL IMPACTO DEL TABACO SIN MARCA

Las campañas de sensibilización han demostrado ser efectivas para reducir el consumo de tabaco entre la población. Sin embargo, Sanidad ha abierto una consulta pública para introducir la cajetilla de tabaco anti-marca. Es decir, establecer un empaquetado genérico que terminaría con los colores, logotipos y diseños de las marcas registradas estandarizando los envases para hacer todas las cajetillas iguales.

Esta medida pretende, sin evidencias de efectividad y sin medir bien las consecuencias, eliminar la exposición de la marca en estos productos. A día de hoy, la exhibición de la marca está ya muy limitada: se reduce al interior de los estancos, no figura en las máquinas expendedoras -en las que la marca no está expuesta- y su publicidad está prohibida.

El objetivo de esta medida es reducir el consumo de tabaco en nuestro país al hacer menos atractivo su envase. Huelga decir que desde Andema apoyamos la protección de la salud de los ciudadanos, pero, lejos de lograr este propósito en los estados del entorno en los que se ha implantado, los perjuicios que puede causar la convierten en una modificación normativa desproporcionada y carente de sentido desde todos los ángulos.

La eliminación de la marca y la implementación de un empaquetado genérico perjudica de forma directa a las empresas y a los empleados que están detrás de esas firmas y por otro lado, al consumidor, ya que esta medida facilita un aumento muy significativo de la distribución y consumo de tabaco ilícito, puesto que es más fácil de falsificar. Al encontrarse el consumidor, independientemente de la marca, con un empaquetado genérico, de color neutro y con las letras en la misma fuente y tamaño, será más fácil que resulte engañado. Y no se trata de una estimación o previsión, sino de un hecho demostrado en tres países que han implantado la medida como Australia, Francia y Reino Unido. Países donde el consumo de tabaco ilegal se ha disparado desde la entrada en vigor de la normativa.

Además de quedar más expuesto a la hora de comprar tabaco ilícito, se restringen sus derechos como consumidor al despojarle de la posibilidad de elegir entre una marca y otra, privándole de asociar su compra a un origen empresarial determinado. Al eliminar el derecho a la libertad de elección del consumidor, se elimina también el derecho a la libre competencia, penalizando el esfuerzo económico, creativo y humano en I+D+i. La implementación de esta medida puede tener un fuerte impacto negativo en la economía y en la sociedad, tanto en términos de pérdida de empleo en la cadena de valor del tabaco como en relación con la recaudación de impuestos que se traducen en servicios y beneficios para la sociedad.

Pero, aparte de todos los perjuicios que puede suponer esta medida para la economía, el empleo, la sociedad y el consumidor, hay que destacar que no existen evidencias científicas de que con este cambio en la normativa haya disminuido el consumo de tabaco. No se ha podido demostrar su efectividad en ninguno de los países en los que se ha puesto en marcha e, incluso, ha habido otros estados como Suiza, Suecia, Alemania e Italia donde la medida ha sido rechazada.

La regulación del tabaco en España va por delante de la normativa europea en muchas ocasiones. De acuerdo con la OMS, España está entre los ocho primeros en Europa en medidas para el control del tabaco. Por tanto, la adopción del empaquetado genérico en nuestro país es una medida que parece desproporcionada a todas luces. Una normativa que va a traer más perjuicios que beneficios y cuya efectividad no está probada en los países en los que se ha establecido.

Para terminar, y centrándonos en el ámbito de la propiedad industrial, no hay que olvidar que la cajetilla genérica implica la expropiación de facto de los derechos de marca concedidos por Ley. Esto es, la posibilidad de identificar tu producto y asociarlo a un origen empresarial concreto. La eliminación de los derechos de los titulares de las marcas de tabaco conlleva también la pérdida de la reputación adquirida por dichas marcas gracias al trabajo e inversión de las empresas de tabaco a lo largo de su trayectoria. De llegar a aplicarse esta normativa, puede suponer un peligrosísimo y gravísimo precedente regulatorio para otros sectores económicos.

Esta medida vulnera los derechos relacionados con la propiedad industrial reconocidos por la legislación española en la Ley 7/2001 de Marcas, pudiendo acarrear su caducidad por incumplir los requisitos mínimos de utilización, y en la Ley 3/1991, de Competencia Desleal, al favorecer la confusión entre empresas competidoras.

Según un estudio elaborado recientemente por el Centro de Estudios Andema, la restricción de la marca penaliza el esfuerzo realizado por las empresas en su construcción y en los valores empresariales que están detrás de la misma. Paradójicamente, se provoca un efecto contrario al perseguido pues al difuminarse en la mente del consumidor la información y reputación asociada con la enseña, el producto se convierte en un básico. Se produce así un empobrecimiento a lo largo de la cadena de valor que perjudica a todos sus eslabones, así como a otros sectores relacionados.

Tras este análisis Para Andema, el empaquetado genérico es una medida desproporcionada, pues resulta ineficaz en sus objetivos y conlleva graves consecuencias económicas. Estaremos pendientes a las próximas noticias al respecto.

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