Dentro de las tendencias de nutrición y salud actuales, (sin contar las miles de dietas milagro que aparecen cada año como las moscas en verano), una de las grandes es la alimentación intuitiva.
Como nutricionista, creo que esta será una herramienta que usaremos un montón en el futuro, aunque se base en recuperar habilidades que vienen del pasado.
¿Por qué digo esto? Porque no nacemos odiando nuestro cuerpo, ni con ganas de hacer dieta o restringir todo el tiempo. Esas conductas o pensamientos son aprendidos. Así que, como los aprendimos, podemos desaprenderlos.
De esto se trata la alimentación intuitiva.
Se trata de regresar a conectar con nuestras señales corporales que se han perdido por hacer tantas dietas. De hacer ejercicio y movernos desde el placer y el juego, no desde el castigo o la compensación, de identificar qué alimentos nos sientan bien o mal, y de cuándo queremos dejar de comer, o más bien repetir plato, y muchas otras cuestiones.
Pero, esto no te lo cuentan en las redes. Así que sin más, vamos a ello:
¿Sabes qué pasa cuando le dices a un niño que no toque algo? Exactamente, lo toca. Nuestra mente funciona igual con las dietas restrictivas. Prohibirnos alimentos sólo aumenta nuestro deseo por ellos.
La alimentación intuitiva nos enseña a escuchar a nuestro cuerpo, y oh, guau, sorpresa, ¡tu cuerpo sí sabe lo que necesita! Sólo debes entrenarle pacientemente.
Cuando te permites comer lo que realmente deseas, te das cuenta de que no quieres helado para cada comida.
Comer con atención y sin culpa nos lleva a una relación más saludable con la comida y con nuestro cuerpo.
La alimentación intuitiva no es una dieta ni una moda, es una vuelta a lo básico, a escuchar y respetar nuestras señales internas. Nuestras abuelas no necesitaban dietas de moda para mantenerse saludables; confiaban en su hambre y saciedad.
Esta práctica tiene raíces profundas en la biología y la psicología, y está respaldada por estudios científicos que demuestran sus beneficios para la salud física y mental.
Después de años de dietas y mensajes contradictorios sobre la alimentación, y sobre cómo se debería ver tu cuerpo, hemos perdido la conexión con nuestras señales internas.
De hecho, no todos tenemos acceso a esas señales de forma tan fácil, pero eso da para otro artículo.
Reaprender a escuchar a tu cuerpo requiere práctica, paciencia, y mucha, mucha compasión. La clave está en la práctica, y en darte permiso para cometer errores sin juzgarte, porque la idea no es ser la comedora intuitiva perfecta, no se trata de eso.
Algunas personas creen que la alimentación intuitiva sólo funciona para quienes ya tienen un peso "ideal".
Sin embargo, esta práctica es inclusiva y beneficiosa para personas de todas las formas y tamaños. Promueve la salud desde un enfoque holístico, centrado en cómo te sientes, en lugar de cómo te ves. Todos merecemos una relación positiva con la comida y nuestro cuerpo.
En fin, que la alimentación intuitiva es una herramienta poderosa para transformar tu relación con la comida y tu cuerpo. Llegó el momento de decir adiós a las dietas restrictivas, y abrazar un enfoque más respetuoso y saludable.
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