¿Miras tu móvil cada 10 minutos? ¿No soportas estar sin cobertura o que "caiga" Whatsapp? ¿Vuelves a casa si se te olvida el móvil? Si has respondido sí a alguna de estas preguntas, puede que tengas que replantearte tu relación con las nuevas tecnologías y, en concreto, con el nuevo estilo de vida que han traído consigo, ese en el que todos estamos hiperconectados las 24 horas del día.
Esta forma de vivir se ha instalado poco a poco en la sociedad, casi sin darnos cuenta, pero de un modo muy rápido y efectivo. Tanto es así, que hoy por hoy es difícil, por no decir imposible, permanecer al margen de esta vorágine de información en la que estamos inmersos.
Una de las incontables y todavía desconocidas consecuencias que están empezando a dar la cara en esta nueva sociedad hiperconectada es que mucha gente vive pegada a su móvil. Todas estas personas necesitan como el aire que respiran subir una foto a su perfil de Instagram mientras desayuna o enviar un mensaje de WhatsApp al grupo de amigos de la infancia para dar los buenos días. Algo, que en principio no reviste gravedad. Sin embargo, si su apego al móvil aumenta de tal modo que sienten verdadero terror ante la posibilidad de la desconexión, entonces, estamos hablando de FOMO (por sus siglas en inglés de Fear of missing out, miedo a perderse las cosas).
Este temor puede ser una simple preocupación sin más, pero llevado al extremo, puede llegar a ser un verdadero problema, un sentimiento que nos empuja hacia una desagradable sensación de malestar, ansiedad, e incluso, depresión.
Un panorama cuanto menos preocupante que, afortunadamente, se puede revertir poniendo los medios adecuados. Unas herramientas que se agrupan bajo un concepto que ha venido a hacer frente al FOMO, y que se denomina JOMO (por sus siglas en inglés, Joy of missing out, el placer de perderse las cosas). Este "bote salvavidas" permite a todo el que lo practica recuperar las riendas de su vida y disfrutar de cada momento. En definitiva, nos acerca un poquito más a la felicidad.
Si el FOMO (miedo a perderse cosas) es propio de personas que no pueden despegarse del móvil y que necesitan estar informados en todo momento de todo lo que ocurre a su alrededor, ¿significa que el JOMO (placer de perderse cosas) es para gente que no quiere saber nada de lo que ocurre en el mundo y que prefieren permanecer aislados mirándose el ombligo? La respuesta es clara, NO. Las personas que practican el placer de perderse cosas, el JOMO, son selectivas. Lo que hacen es escoger con criterio aquellos asuntos a los que quieren prestar atención.
Desviarse de la tendencia general de estar enganchado a las redes sociales reporta importantes beneficios para la salud mental. Frente a la envidia, la tristeza o la falta de autoestima que genera el FOMO, centrarnos solo en los asuntos más cercanos a nosotros, refuerza la confianza y nos aleja de la presión que supone la exposición en las redes. Es más, al liberarnos de esa carga mediática somos más auténticos, más reales, más consecuentes con lo que pensamos, más libres.
Por otro lado, en el marco del JOMO construimos relaciones sociales más firmes, ya que están basadas en vínculos emocionales sinceros, sin "maquillaje" ni postureo.
Practicar el JOMO no es fácil. Y es que, hoy por hoy, hacerlo es como nadar contracorriente. Sin embargo, no es imposible. Además, el aliciente para ponerlo en práctica es muy atractivo, recuperar el control y aumentar el bienestar emocional.
Si quieres practicar JOMO, pero crees que necesitas ayuda para llevarlo a cabo, a continuación hemos recopilado algunos consejos que pueden servirte de apoyo: